Siempre me ha encantado las personas que utilizan este tipo de frases para argumentar. Me ponen.
Nos comentaba un oyente a través de un mail que le parece sorprendente que la noticia de las expulsiones de gitanos-rumanos de Francia haya tenido menos repercusión que el «lío» diplomático que se ha montado con la puesta de hue*** sobre la mesa de Sarkozy. Y no le falta razón. El miércoles me iba a casa con el desplante de Reding criticando la política de Sarko. Hoy me iré a casa con el ladillo de ABC: Los delitos perpertrados por rumanos en Francia aumentan un 259%.
Hasta aquí las noticias, ahora mi opinión.
Lo que muchos llaman «el problema» de la inmigración no debería ser realmente un problema. Vale que es una putada si un campamento se te pone debajo de casa, pero ante este tipo de asuntos las políticas sociales y migratorias deben ser claras y también contundentes. Puedes estar en un país si tienes trabajo que te permitirá tener unos ingresos, que deberás declarar, y de ahí pagar tus impuestos que te servirán para disfrutar de las ventajas del estado del bienestar. Y punto. Sin llegar al extremo de Estados Unidos y sus visados de trabajo, pero sí teniendo claro que vienes a contribuir al PIB nacional, y de paso, enviar fondos a tu familia sea cuál sea el país de origen.
Si el asunto se te va de las manos, no puedes poner el problema en un avión. Por muchas facilidades que pongas para que se marchen. Las deportaciones son voluntarias, sí, previa destrucción de los poblados.
Y habrá quien me suelte un: «Yo no soy racista, pero con el paro que hay de Españoles…» y «Yo no soy racista, pero a tí no te han robado»…o «Yo no soy racista pero es que son sospechosos que todos los rumanos de los semáforos cojeen de la misma rodilla».
A ellos y a todos, les diré siempre lo mismo: nunca creí en las fronteras, me siento un afortunado por ser de donde soy , vivir donde vivo. Pero todo es puramente circunstancial. No hay más. Caí aquí, como podía haber caído en otro lugar. Y por tanto tengo los mismos derechos que otro a respirar el aire que respiro. Fin de la verborrea, gracias por aguantar.
Por cierto, sigo odiando el acordeón como instrumento. Lo toque quien lo toque.
Pues sí, estoy de acuerdo contigo, pues nada se soluciona quitando, echando o prohibiendo, creo que es más profundo esta situación de lo que uno se imagina.
Soy inmigrante, llegué trabajando, y lo he hecho desde camarero hasta un puesto bien pagado y en oficina, pues no me puedo quejar, he tenido suerte, pero atrás ha quedado propia gente de este país pasando penurias, y viviendo en las calles, estos españoles no se pueden montar en un avión y voilá! ¿A donde van a ir? ¿a España?, el problema no es un avión (ojo: no soy resentido social, me siento más español que venezolano).
Más presión a diplomáticos de los países corruptos y llenos de dictadores, que esos pasan por el aeropuerto como si nada mientras sus países destruyéndose y les conviene que sigan así…
Comentarios por Carlos — 16 septiembre, 2010 @ 10:42 pm |
Pues yo empiezo con un «Yo no soy racista pero tengo xenofobia hace los Gitanos».
Y te diré por qué. No es porque no tengan las oportunidades que hemos tenido nosotros. Es porque tienen esas oportunidades, las desprecian y se mean en ellas.
Estoy harto de ver cómo se dan pisos de protección oficial completamente regalados a gitanos y cómo los venden o los alquilan para irse a vivir de nuevo a sus chavolas. Mientras tanto, las personas de a pie que pagamos impuestos, tenemos que llorar a papá Estado para que nos venda o alquile un piso en alquiler cuando probablemente tenemos menos dinero que esa gente. Que vivirán en chavolas e irán sucios, pero no porque no puedan hacer otra cosa, sino porque quieren, porque es su estilo de vida. Porque luego les ves con sus cochazos y sus oros, por muy harapientos que vayan.
Por no hablar, de la delincuencia que gira en torno a ellos. Que no es que sean prejuicios ni clichés, es que es así. Que yo lo veo todos los dias. Que lo sufro todos los días. No sé dónde vivirás tú, pero yo estoy muy hartito de ellos. Si no quieren entrar en la sociedad, que no entren, pero que encima no se aprovechen de nosotros, hombre. Que ya está bien de tanta mojigatería.
Y que conste que no hablo de inmigrantes. Que hablo de «autóctonos» gitanos.
Un saludo
Comentarios por Uno que está harto de los tabús — 24 octubre, 2010 @ 8:20 pm |